La capacidad de nuestro cuerpo para percibir los sonidos es crucial para nuestra interacción con el mundo que nos rodea. Sin embargo, nuestra audición puede estar en riesgo debido a la exposición constante a sonidos fuertes. En este artículo, vamos a profundizar en cómo la exposición a los sonidos fuertes puede afectar nuestra audición y qué medidas podemos tomar para protegerla.
Antes de adentrarnos en el impacto de los sonidos fuertes en nuestra audición, es importante entender cómo funciona nuestro sistema auditivo.
El oído externo es la parte visible del oído y está compuesto por el pabellón auricular y el canal auditivo. Su función es recoger las ondas sonoras y conducirlas al tímpano.
El oído medio es una cavidad llena de aire detrás del tímpano que contiene tres huesos pequeños: el martillo, el yunque y el estribo. Estos huesos amplifican las ondas sonoras y las transmiten al oído interno.
El oído interno es donde se encuentran los receptores sensoriales responsables de la audición y el equilibrio. En el oído interno, hay un conjunto de canales semicirculares que nos ayudan a mantener el equilibrio y el caracol, que se encarga de convertir las ondas sonoras en señales eléctricas que el cerebro puede procesar.
El nervio auditivo es el encargado de llevar las señales eléctricas del oído interno al cerebro, donde se procesan y se interpretan como sonidos. Si el nervio auditivo está dañado, puede haber una disminución en la capacidad auditiva.
Nuestra audición puede verse afectada por la exposición a sonidos fuertes, especialmente si es prolongada. Cuando se exponen los oídos a sonidos fuertes, las células en el oído interno pueden sufrir daño, lo que puede causar una disminución en la capacidad auditiva.
Los niveles de sonido se miden en decibelios (dB). Las personas pueden experimentar daño en la audición si están expuestas a sonidos de 85 dB o superiores durante un período prolongado de tiempo. Por ejemplo, un concierto de música a todo volumen puede alcanzar niveles de 100 dB o más.
Es importante tener en cuenta que incluso si experimentamos una disminución temporal en la capacidad auditiva después de la exposición a un sonido fuerte, el daño puede ser permanente si la exposición es prolongada o repetitiva.
El tinnitus, o zumbido en los oídos, también puede ser causado por la exposición a sonidos fuertes. El tinnitus puede ser temporal o permanente y puede ser extremadamente molesto para las personas que lo experimentan.
Hay medidas que podemos tomar para proteger nuestra audición y prevenir el daño. Aquí están algunos consejos:
Nuestra audición es esencial para nuestra calidad de vida, pero a menudo la damos por sentada. La exposición a sonidos fuertes puede dañar nuestra audición, pero hay medidas que podemos tomar para protegerla. Asegurarse de reducir la exposición a sonidos fuertes y usar protecciones auditivas son solo algunas recomendaciones para prevenir el daño de la audición.